Llevamos tres años de infarto. En marzo de 2020 se confinó media humanidad y los profesionales de la agricultura y de la ganadería nos convertimos en personas esenciales en el proceso de suministro de alimentos básicos para una población sin aliento ante lo rápido avance del virus Covid-19. Posteriormente, la reactivación económica disparó los precios de las materias primas y puso en riesgo el suministro de bienes esenciales. Desde agosto de 2020 los precios de las materias primas de alimentación animal comenzaron a incrementarse, en principio paulatinamente y en 2021, a un fuerte ritmo. Con la guerra de Ucrania, a finales de febrero del pasado año 2022, el sector ganadero entró en pánico ante el riesgo real de desabastecimiento de alimentos para los animales. Ya no se miraba el precio sino la posibilidad de abastecerse y evitar dañar el bienestar de los animales de las granjas.
Una pandemia, una guerra y una inflación galopante hicieron que los fertilizantes, los piensos de alimentación animal, los carburantes, la energía, los fitosanitarios… habían alcanzado incrementos brutales de precios que no retroceden en estos inicios de 2023. La inflación activa los mecanismos de los bancos centrales y comienza una escalada de tipos de interés del 0% al 3,5% en nueve meses, dificultando atender los créditos privados de las empresas y la propia deuda pública. La guerra de Ucrania cambia la mentalidad de producir en China a producir en lugares de fiar, por el que caminamos hacia una globalización regional. En 2010 la crisis, llamada Gran Recesión, curó con una sobredosis de austeridad. Tras la quiebra de un banco en EEUU, la crisis actual no sabemos como va a finalizar y que derivadas puede tener.
La UE marcó una ruta tremendamente agresiva que provocó una enorme diarrea normativa que impone elevación de costes productivos y reducción de rendimientos con efectos imprevisibles. Basta ya de más normas productivas!
Pese a todo esto, en 2020 la UE marcó una ruta estratégica tremendamente agresiva y de cambio con las producciones agroganaderas: la estrategia De la granja a la mesa y la estrategia de la Biodiversidad, que, junto con la nueva PAC verde, provocó ya una enorme diarrea normativa de reales decretos que imponen una elevación de costes productivos y una reducción de rendimientos con efectos imprevisibles sobre nuestro tejido agrario. Ahora, las alarmas por la subida de los precios de los alimentos a los consumidores nos obligan a afirmar, para quien quiera escuchar, que la subida en los precios de los alimentos tiene el origen en el incremento de los costes y en los cambios en las condiciones de producción que estamos obligados por normativa a aplicar. Basta ya de más normas productivas!
Para quien quiera escuchar: la subida de los precios de los alimentos tiene el origen en el incremento de los costes y en los cambios de producción que, por normativa, estamos obligados a aplicar. Conviene avisar de que peor que unos precios elevados de los alimentos es una falta de ellos.
Cuando sabemos que, año tras año, desaparecen una media del 5% de las explotaciones conviene avisar a la sociedad y a las administraciones de que peor que unos precios de los alimentos elevados es una situación de falta de ellos en los puntos de venta. Conviene recordar las imágenes recientes de supermercados con los estantes vacíos de alimentos en Reino Unido, y conviene insistir en las dificultades de poner en marcha una explotación agrícola o ganadera en un período corto de tiempo, por muy rentable que sea la producción de ese alimento. Apoyen a la producción!
Urge que la UE y el resto de administraciones se comprometan a no desarrollar más normas, más atrancos, más requisitos productivos. Por el contrario, a las cooperativas nos toca crear equipos técnicos para acompañar y orientar a nuestros agricultores y ganaderos para que superen esta transición normativa con las menores dificultades económicas y sociales posibles.