Ismael Díaz, ganadero de 21 años de Zas (A Coruña), confesa que, de niño, “se escapaba” a las casas de los vecinos que tenían animales mientras no los hubo en su casa. Su madre cuenta que a pesar de que les gustaba la agricultura de siempre, ambos progenitores trabajaban como albañil y costurera. Hoy se dedican al vacuno de carne y están iniciándose en la horticultura.
Si algo destaca en esta familia, asentada en el lugar de Romelle, es el orgullo y el apoyo que se manifiestan entre todos. Ismael tiene clarísimo que el campo es su vida, aunque antes de haberse formado en un Grado Medio de Producción Agropecuaria estudió electromecánica, aconsejado por su madre que no veía un futuro claro en el rural. Hoy, ya no tiene dudas y está encantada de que su hijo se dedique a la agroganadería.
Las dificultades familiares fortalecieron un sentimiento de superación continuo. Actualmente, con 36 cabezas de ganado, están ampliando una nave para incrementar pronto la cabaña, introduciendo la variable de la mejora genética de los animales. Además, están felices de haberse iniciado hace dos años en la actividad hortícola, cultivando nabiza (rabiza cómo se denomina en su zona), cebolla y puerro e insisten en lo agradecidos que se sienten con “ Viveros Casa Valiña” a quién suministran la producción y quien les ofreció asesoramiento, seguimiento y apoyo desde lo principio.
Finalizados los estudios, Ismael forma junto con su madre, la Sociedad Civil “Las Abruiñeiras” en la que ahora se está integrando también, su pareja, Laura Quintáns, algo curioso ya que ella no tenía experiencia previa con la ganadería hasta comenzar su relación con Ismael. Se siente tan feliz, explica, que piensa compaginar su profesión sanitaria que también le apasiona (estudió auxiliar de enfermería y ahora, Laboratorio), con el suyo desempeño en la explotación.
“Se han burlado de mí por decir que quería estudiar un ciclo relacionado con este sector”. Laura Quintáns
Sintiéndose felices, lamentan el poco valor que se le da a la profesión agroganadera: “Se han burlado de mí por decir que quería estudiar un ciclo relacionado con este sector”, dice Laura.
“Yo me siento muy orgulloso del que trabajaron mis padres, y quiero continuar y mejorar”, afirma Ismael.
Reconocen que la profesión está degradada socialmente y que hay, en general, falta de confianza en la juventud que, como ellos, ansía trabajar en el que tanto les gusta y formar una familia alrededor: “Los jóvenes también valemos y formamos equipo para trabajar y no tener que irnos del rural”.
En la granja saben que lo ideal sería “eliminar proveedores” pero reconocen que la venta directa precisa una inversión muy alta: matadero, cámaras frigoríficas… y, además, con un futuro incierto. Como socios de la cooperativa “Xallas”, reconocen que son minoría los que se dedican a la carne y que los servicios están más centrados en la leche, aunque les encantaría lograr una vinculación mayor.
Más viable parece la huerta, en la que comenzaron el año pasado como “un suplemento económico” y está dando buen resultado: “La lástima es no poder conseguir superficie territorial en la zona teniendo que desplazarse hasta 10 km para encontrar fincas que arrendar”, indica Ismael, que aspira a crecer en su zona, incluso abriendo puertas a juntarse con otros vecinos y ampliar mercado, lo que sin duda favorecería al entorno.
“La Administración de la la sensación de que, en realidad, no quiere que la juventud quedemos en el rural. Hay un discurso público que no coincide con la situación real”. Ismael Díaz
Donde perciben una contradicción en la relación entre el discurso de la Administración y la realidad, como indica Laura que muestra la lejanía de las medidas auspiciadas y las complicaciones burocráticas cotidianas: “La Administración, con tantas trabas y dificultades, parece que, en realidad, no quiere que la juventud nos quedemos en el rural. Hay un discurso público que no coincide con la situación real”.
“La gente le da una mala imagen del rural que no es cierta”
Saben que no es un camino fácil, piensan que “la gente le da una mala imagen al rural que no es cierta”, pero acercan ilusión, formación, ganas y dedicación para crear su propio presente y futuro en su pasión, el rural.