Las explotaciones punteras de hoy poco tienen que ver con las de hace 20 o 30 años. La maquinaria, las innovaciones tecnológicas permiten reducir costes, optimizar beneficios y dedicar menos tiempo a las tareas cotidianos. Jesús Sánchez es un apasionado de su profesión, la ganadería; cursó un ciclo superior de Ganadería y Asistencia Animal en Fonteboa y, en ese tiempo, conoció experiencias diferentes en países como Francia o Irlanda que le sorprendieron y ayudaron a darse cuenta de que la organización y la mecanización son claves para el éxito económico y personal como ganadero.
Jesús estuvo visitando explotaciones ganaderas en Francia en tres ocasiones e hizo prácticas durante dos meses y medio en Irlanda. Lo que más le sorprendió, en Irlanda, por ejemplo, fue a comprobar que las producciones eran bastante más reducidas que aquí, y que contaban con grandes extensiones territoriales lo que les ofrecía otras posibilidades de rendimiento económico con mucho menos coste. A modo de ejemplo, relata: “De media podían trabajar 120 ha de terreno, tenían las vacas en pastoreo y le daban sobre 3 kg de concentrado vaca/día mientras que aquí se le da unos 12 kg vaca/día”.
La clave del éxito financiero de las explotaciones que conoció en Francia reside en que, según Jesús, las vacas, en realidad, son una actividad secundaria, una excusa para cobrar las ayudas destinadas a la extensión territorial. “Plantan las fincas con cereales o colza y venden todo el excedente, que no precisan para alimentar a los animales. La rentabilidad está en que les queda prácticamente limpio el importe de la PAC y lo de la venta de los cereales”, aclara.
“En Francia tenían las vacas para poder cobrar las ayudas dedicadas al terreno y poder producir cereales o colza”.
De su experiencia en el exterior se le quedó marcada la necesidad de aspirar a una mayor extensión territorial aunque reconoce que no es fácil: “Mientras allí una hectárea de terreno puede costar unos siete u ocho mil euros, aquí puede valer unos 20.000 euros”, señala, “además procuramos que las fincas no estén más lejos de 6 kilómetros, ser más eficiente en los cultivos, obteniendo más toneladas de maíz y hierba por hectárea, reducir costes a través de la tecnología y mejorar la genética de los animales.
Con su incorporación a la explotación familiar mudó la forma de llevar la explotación, ahora es más profesional se estudian los costes de producir y los rendimientos. Según Jesús, mejoraron los números y hasta otros ganaderos han solicitado asesoramiento: “Procuramos ayudarnos entre todos”.
“Leo y veo en Internet vídeos de formas diferentes de gestionar las explotaciones que luego valoramos en familia”.
Este joven reconoce que le no le importa cambiar rutinas en el trabajo: “Leo y veo en Internet vídeos de maneras diferentes de gestionar las explotaciones que luego miramos en familia y valoramos”. Trabaja para mejorar los rendimientos económicos, facilitar el trabajo y mejorar las condición en la granja: “Hoy en día es posible tener vacaciones y fines de semana siendo ganadero”.
Preguntado por la viabilidad de la actividad agroganadera es firme. Lo tiene clarísimo: “Teniendo pasión y marcándose objetivos es totalmente viable vivir dignamente del campo”. En cuanto a la formar una familia piensa que no tendrá problema en crearla en el rural”.
Además de la Sociedad, son socios de la CUMA, “Ollas”, aunque exclusivamente para el servicio del carro mezclador y de la cooperativa “Central de Frades”.